Mis sentidas condolencias. para la familia y los familiares allegados. A nadie le gusta hablar de la muerte; duele demasiado. Sin embargo, tarde o temprano, todos tenemos que enfrentarnos a ella. No hay nada que pueda prepararnos para la muerte de un padre, un esposo o una esposa o hijos. Esta puede llegar de golpe o lentamente. Pero en todos los casos, el dolor que produce es inevitable y sus efectos son devastadores. Por ese motivo le envio estas palabras con la certeza que le confotaran no se maravillen de esto, porque viene la hora en que todos los que están en las tumbas conmemorativas oirán su voz y saldrán, los que hicieron cosas buenas auna resurrección de vida, esta promesa cobra valor cuando ponemos fe en el sacrificio de Jesucristo y podra ver a sus seres queridos que se han muerto