Una mujer familiar, luchadora y trabajadora desde el alba, siempre mirando por los demás, siempre visitando a su familia y pendiente de ellos,
que le gustaba reir y cantar, a la que bailar en público le daba verguenza, pero sobre todo que ayudada con generosidad.
Le encantaba el pan con mantequilla mojados en café con leche compartidos por las tardes porque era de gustos sencillos, como ella era.
Aceptó su partida como una Dama, sin reproches ni quejas.
Mamá nos dejaste un legado de trabajo y educación que compartir el cual te agradezco.
Adoro todo de ella y la extraño tanto que acabo en un mar de llanto.
Injusta su muerte e injusta su vida porque merecía muchísimo más.